jueves, 29 de diciembre de 2022

crecer es perder

 .... si fuera el caso, yo mediría diez metros, ¡No, once! Once y medio.

El 2022 verdaderamente se trató de perder, para mí. ¿Quieren un recorrido, en caso de que se hayan perdido algún post, no me sigan en twitter o simplemente les gusta, les hace sentir mejor la miseria ajena?

No tengo ningún p2 con alguna de las tres motivaciones enlistadas previamente, básicamente porque "crecer significa perder" es algo con lo que crecí.

Mi infancia y adolescencia se resume en pérdidas: La familia que se murió, mis amistades que se murieron.

La pérdida no es algo a lo que soy ajena. Crecí entendiendo que era un buen año si alguien que quería no se moría. Todavía es así para mí.


Perdí una beca... aunque técnicamente no era mía, no me la dieron, no la puedo perder, pero se entiende lo que quiero decir. No es la primera vez y sin embargo no creo que sea lo suficiente como para sentirme derrotada en el mundo de la literatura hispana. ¿Es la motivación, es porque escribir es mi única razón de vivir? Probablemente. Fracasar no me preocupa tanto como no intentar. Y los últimos seis meses no intenté mucho. ¡Debo intentar más, eso debo hacer! Es mi plan del 2023, intentar con el doble de ganas con las que intenté en el 2022, y con el triple de ganas que con las que intenté en el 2021 y así. Un día serán suficientes, un día no. 




Perdí una plaza... técnicamente no, porque ni SIQUIERA SE ME DIO LA OPORTUNIDAD. PoR FIN había conciliado mi carrera de maestra con mi carrera de escritora y dije bueno, tendré que hacer algunas concesiones, tal vez algo de Aderall, cocaína, ginebra... Quizás, si me toca un turno en la mañana, quizás si el clonazepam me ayuda, si la terapeuta es buena, si me aferro a un estricto horario si... Pues no, zorra, la vida no es una comedia de Lily Collins. Estoy segura que podría haber demandado al estado y al m*isterio de haber guardado evidencia de todo, cada día, no lo hice por floja, por descuidada, por despreocupada. Deben saber: AMO DAR CLASES, amo enseñar, amo convivir con infancias, sobre todo las que tienen discapacidad, amo todo ese pedo, amo los cuadernos, los pizarrones, las canciones, los recreos, los experimentos, los exámenes, las tareas, los logros, los fracasos, las frustraciones, todo el proceso, ODIO EL SISTEMA, ODIO LA GENTE QUE PERPETÚA EL ESTATUS QUO, ODIO LA SISTEMATIZACIÓN, ODIO LA INSTITUCIÓN, odio la deshumanización que enfrentamos alumnxs y maestrxs por igual. Nunca voy a dudar en jalar el gatillo cuando se trate de ese tema, téngalo por seguro y no es por ingratitud o arrogancia. Merecemos una mejor escuela, un mejor sistema, mejores autoridades, mejores instalaciones, mejores maestrxs, sé, lo sé, que es posible. ¿Pero estoy dispuesta a invertir mi vida en ello? ¿Yo sola?



Perdí a mi mejor amiga, mi alma gemela, el amor de mi vida... Sí. 

A veces me pregunto si fue un berrinche, si yo exageré, si *yo* pude haber hecho algo para cambiar ese final, para mejorarlo... Pero oigan, yo no fui la del problema. Yo hice lo que pude, extendí mis límites, me doblegué tanto como pude. Ella no. 

Ahí ya no puedo hacer nada, ¿O sí? 

Pienso en ella casi diario, la extraño todos los días, no hay nada en mi día a día que no me recuerde a ella y a veces desearía alcanzar mi teléfono y marcarle pero sé que al otro lado habrá silencio. Tampoco tengo nada qué decir. 

No estoy bien pero estoy mejor con antes. Años de ir y venir, de mensajes encriptados, abrazos contenidos, palabras a medias, miedo, incomodidad, comentarios dolorosos, heridas, llanto, anhelo... Es mejor estar sola que viviendo de migajas y creyendo que eso es amor.



CANCELARON THE MIDNIGHT CLUB... ¡Suena estúpido, ya lo sé, pero oigan! Estuve esperando por esta serie alrededor de 19 años, ¡No me pueden hacer esto! POR FIN UNA MENTE SENSIBLE, MARAVILLOSA, OSCURA tomó el proyecto, le dio vida, respetó al autor, la historia, los personajes, le dio digNIDAD Y NETFLIX SALE CON CHINGADERAS estoy harta, voy a romper un mandamiento de la iglesia católica.




VOMITAR EN LA TAZA DEL BAÑO EN MITAD DE LA MADRUGADA... No es tan glamuroso como lo pinta Netflix. Perder la dignidad por mantener un vicio estúpido y patético es de las cosas que me arrepiento este año, pero ni modo, así es crecer, ¿No? Mi alcoholismo incipiente, que se desliza por mis grietas llenando de diversión y consuelo superfluo esos huecos de mí es algo que debería preocuparme. No lo hace. Soy alcohólica por aburrimiento, no más. Si tengo las manos ocupadas, el cerebro lleno de ideas, no hay pex. 




ESTE BLOG... Durante algunos días, semanas, meses, contemplé la idea de dejar de escribir este blog. Según yo, mis razones eran porque cero tenía ganas de escribirles sobre mi vida, porque ya no tenía nada interesante qué decirles, porque a nadie le importaba.
¿PERO ESO CUÁNDO ME QUITÓ LAS GANAS? 
Una y otra veces pensé en el trabajo que me llevaba, en lo poco que podía contarles, en lo que fuera. Por alguna razón decidí que, como este blog no nació de nada más que mis ganas de escribir, se iba a morir en eso. Así que, ajá, eso. No lo borré, no me rendí y ¡Miren cuántas cosas han pasado, que próximamente voy a escribir! GRacias X LEERME!




AL MIMORS... Si digo que no lo extraño, estaría mintiendo. Todos los días pienso en él también, me pregunto qué estará haciendo, qué me diría ante x cosa. Si me concentro, puedo sentir sus manos en mi piel, por las noches, puedo sentir el calor de su susurro en mis oídos, puedo escuchar su risa, musical e hipnótica. Si cierro los ojos, puedo ver su hermosa carita.

Ya pasaron 9 meses desde que nos separamos, UN DÍA ANTES DE MI CUMPLEAÑOS, y a veces se siente muy ligero, como si no fuera nada. A veces siento que me ahogo, cabrón, y que el resto de mi vida la pasaré intentando sobrevivir. 

A veces desearía que me buscara, que me escribiera, que se disculpara, que me ganara como otras veces me ganó, a veces fantaseo con que...

A veces sé que es mejor así. 

Lo que lo hace peor, ¿No? Saber que ganaste aunque se siente como una pérdida. Es una mamada. Me siento estúpida de regresar a esto, porque Ingrid dijo que debía darle oportunidad a más personas y cada vez que lo intento, las comparaciones son inevitables: Nadie nunca estará a la altura de un fantasma.




SEGURMENTE PERDÍ MÁS COSAS... Pero ya no las recuerdo, lol. 

Leí muy poquito, escuché muy poquito, espero que el 2023 sea diferente.


Gracias a quiénes me leyeron este año<3 Nos leemos en... A Very Charlie Marian: The Rise

 

domingo, 4 de diciembre de 2022

bailando con fantasmas

 Procuro tener el mayor cuidado posible para no caer en ciertos comportamientos autodestructivos, sobre todo porque luego de tanto tiempo (semanas, meses, años si quieren verlo así), mi corazón está más golpeado que nunca. Rotísimo. A veces siento que cuando inhalo, es como si de verdad el órgano se hubiera fragmentado y con los bordes me rasgara los pulmones, me astillara las costillas...

Entonces, evito la tentación de romperme más a mí misma.

Es raro. Llevo un buen rato sin poder usar mi teléfono con total libertad, siempre tengo que estar saltando entre secciones de mis carpetas, entre meses, entre años. Evitar todo aquello que me la recuerde.

También tengo un buen de tiempo sin escuchar ciertas canciones porque no quiero awitarme. Digo, si ya hice el esfuerzo de sacarla de mi vida, tengo que hacerlo todo por completo, ¿No?

Ya ni siquiera terminaré de ver su serie favorita -y cuya primera temporada terminé. Es la de The Good Place ;-;-

Dejé de hacer muchas cosas, entre ellas privarme de usar su nombre, de siquiera pensarlo. Y cada vez que alguien con un apellido similar se me aparece en mis páginas de memes, me dan mareos de los nervios.


Estoy tan triste. Si hago todo esto, ¿Por qué sigo soñando con ella? ¿Por qué sigo extrañándola todavía?



A inicios de la semana tuve una recaída, de cierta manera. Fue un accidente. Estaba buscando algo en mis Screenshots para hacer memes y que me encontré algo que no debí haber visto y lol. Me entró un poco el pánico pero luego decidí que mientras más me angustiaba la posibilidad que eso desencadenara una serie de, pues, comportamientos para nada benéficos para mi salud emocional, más hondo todo iba a ser. 

De todas maneras me empedé unos días luego de eso.

Y pude más o menos descansar. Pero hoy de plano tuve una de las pesadillas sacadas de mi infierno personal y además, de las más sensorialmente vívidas. Al despertar sentí que se me iba un poquito la vida.

¿Cuál es el punto, entonces? ¿De qué me sirve ser tan cuidadosa, esforzarme tanto, si de todas maneras mi chingado cerebro va a traicionarme?

Pienso: Ya había señales. Lo del lunes, del screenshot. Y luego el miércoles o jueves, no recuerdo bien, recibí un mensaje en mi NGL y por alguna razón me resultó tan familiar, casi que podría jurar que era de ella y mejor desinstalé la app.

Estoy tan triste. Nunca voy a sentirme mejor, nunca voy a amar a nadie.


Creo que la peor parte es la que me digo a mí misma. Que desterrar es fácil cuando quieres, que prefiero estar así, sola y triste y desamada. 

Pero cada vez que no digo su nombre en voz alta, o lo escribo, estoy pensando en ella. Que sería la peor mentira de todas si digo que no la extraño, que a veces no sueño con su regreso.

Que estoy bien. Bueno, no tan bien, pero no tan mal. 

A veces ya no sé. Han pasado alrededor de ocho, nueve meses y a veces me parece como si todo hubiera sucedido ayer. Paso por todas las fases del duelo, a veces, en el mismo día. Es una montaña rusa de las que no son divertidas, nomás de las que te hacen vomitar.

Y estoy tan molesta porque no es justo que sólo yo esté pasándola tan mal. ¡Casi estoy segura que ella está bien! Ni piensa en mí, ni me extraña ni me necesita ni nada. No me ve en sus pesadillas, ni me extraña en las noches ni quiere saber de mí, ni le interesa.

Y YO DIGO GOOD FOR HER!!

Ojalá fuera lo mismo para mí.




Necesito ponerme de rodillas y rezar, muy fuerte. Necesito dejar el alcohol, necesito conciliar el sueño, necesito regresar a mi trabajo, a terapia, necesito dejar de esconderme de mis amistades, necesito escribir de lleno, necesito hacer ejercicio, comer más de dos veces al día, necesito un exorcismo, necesito una lobotomía, necesito un suicidio asistido.

Necesito reiniciar mi vida, mi sistema. el universo. 

O algo.

O unos milloncitos de euros para largarme a Júpiter, a Dinamarca o algo así, no sé.

Por mientras, crucemos los dedos para poder dormir hoy.

Bailar con fantasmas va a terminar por volverme (más) loca.



domingo, 27 de noviembre de 2022

la luz verde

 La sensación de tener una oportunidad frente a ti es extraña. O a mí me lo resulta, hace mucho que no me pasaba, al menos no de forma tan consciente. Es una mezcla rara de miedo, emoción, curiosidad, desesperación, impaciencia, ¿Agonía? Se siente un poquito así.

Agonía porque sé que las oportunidades, cuando abren ventanas, cierran puertas tras de sí. Las oportunidades significan nuevos inicios, por lo tanto, tiene que haber cierres.



He estado teniendo muy malos días. No he dormido un carajo, y cuando sí, tengo pesadillas tan vívidas y angustiantes que el despertar no es suficiente para sacudirme aquella congoja. También, he estado tomando (más), y escribiendo (menos)

Tengo ganas de llorar todo el tiempo, pero no puedo. Siento la tormenta quedarse atorada entre mi pecho y la garganta. Y ya van varias veces que olvido comer.

Sólo puedo atinar a pensar en algo concreto: OTRA PINCHE VEZ CAYENDO EN EL MISMO ESPIRAL DE DESESPERANZA Y DEPRESIÓN >:(

ME TENGO HARTAAAAAAAA



Porque habían sido buenas semanas, el último par. Me empezaba a sentir más...motivada. Equilibrada. Entusiasta.

De mis varios proyectos literarios he cruzado las cien páginas, iba avanzando bien. Y había retomado mi rutina de ejercicio, le había bajado a mi consumo de alcohol, estaba comiendo más y mejor y dormía más o menos bien.

¿Qué pasó, qué me detonó, qué me impidió seguir?

Empecé a hacerme demasiadas preguntas, alertada por la sensación de incertidumbre. Empecé a abrir más los ojos, esperando buscar banderas rojas, señales, patrones que pudieran advertirme que estaba viviendo lo mismo que viví aquel verano-otoño del 2015. Que esto iba a pasar otra vez. 

Porque si pasaba otra vez, habría cosas que quería evitar o hacer diferente. Porque eventualmente sé que va a pasar otra vez y quiero estar alerta, al tiro, preparada. 



Pero la última vez, en el 2015, no fue exactamente así. Mis defensas no estaban tan altas. Me sentía en un momento de vulnerabilidad -igual que el de hoy- pero no estaba a la defensiva. Tampoco esperaba algo.

Ella se acercó con ojos curiosos, luego con indirectas, contactos a la lejanía. Luego con honestidad, con seguridad, con encanto. Con paciencia.

¿Fui paciente entonces?

Recuerdo muy bien que hizo algo que lastimó mis sentimientos. Esa fue la primera bandera roja. Debí hacer caso.

Qué bueno que no lo hice.




Hace rato estaba releyendo mi perfil de la cuenta anónima de twitter que tengo por ahí y uso para desintoxicarme de mi otro TL (veneno + veneno= cura, YO DIGO!!) y me encontré con un tuit de hace unos meses que decía algo así como que la sanación no es lineal, es más bien una espiral ascendente y que continuamente voy a tener que pasar por aquellas curvas que creí ya superadas para reflexionar, reaprender y darme cuenta que he procesado todo ese asunto.

¿Yo? MAREADÍSIMA ALV Y NO DE LA FORMA DIVERTIDA, BÁJENME DE AQUÍ



Al final, en verdad, sólo estoy esperando que la luz verde se ponga para avanzar, para salir de aquí alv. Cuál sea lo que pueda significar. 


viernes, 11 de noviembre de 2022

Las cosas que perdí en el fuego

 *The things we lost in the fire de Bastille suena en el fondo*


Tuve una pesadilla. En ella una de mis amigas, próxima a casarse, en su boda todo transcurre. La pregunta principal es: ¿Qué le voy a dar de regalo?

Luego de casi 10 años, ¿Qué le voy a regalar para su boda?

En mi cabeza sonaba Maroon de Taylor Swift. Mi ropa anticuada y sin combinar. Mis manos vacías. "No tengo trabajo" es mi excusa. Debí darle algo, pienso mientras ella camina por el pasillo, si tuviera todo el dinero o siquiera un poco más de lo usual, estoy segura que podría regalarle algo que mereciera.

¿Para Diian? Le daría cada uno de mis centavos.

No los tengo. No los que necesita.




Despierto, con el golpeteo incómodo de mi corazón en mi pecho, el sabor amargo en mi boca, la niebla en mi mente. La confusión, el dolor. Salgo de mi cama, preguntándome: XQ NO ESTOY HACIENDO TODO LO QUE ELLA MERECE??

Fue un sueño. Las caras de mis compañeras en la prepa se amplian. Eran mis amigas, creo. Eran mis compañeras.

Luego anduve con el casi-novio de una de ellas. Luego les confesé mi orientación sexual. Luego algunas de ellas descubrieron, entendieron, que soy autista. 

Y me aceptaron.



Caminé por tramos, entre centros comerciales y carreteras, para llegar adonde quería. Me sentía perdida. Diian estaba ahí, Dani también, Sara y Ceci también. Ojos oscuros, intenciones sin revelar, lluvia, pavimento mojado, oscuridad, luces públicas defectuosas y pienso: Si así no he de morir, alguien aparecería.

¿Apareció?

Estaba cansada y asustada. Como Alicia, en el cuento. 


Estoy perdida. Cruzo por aquella calle, por el boulevard, por la avenida. Cruzo.

Al otro lado, ¿Hay más?





¿Qué mierda estoy buscando?



Me despierto en mi cama, con el corazón latiéndome en el pecho, agitado, doliéndomelo. Pansexual. Inocente. Confuso. Inseguro.

¿Pero mi religión dijo que...? ¿Pero mi educación preparatoriana dijo que..? ¿Pero mi título cuelga y cuál es su excusa?

¿El capitalismo?

sábado, 29 de octubre de 2022

la inevitable frustración de los maratones

 Soy bien conocida por tropezarme con la misma piedra un par de veces antes de siquiera considerar que tal vez no está muy cool lo que está resultando.  También por regresar sobre mis pasos, porque como dice ese meme una siempre vuelve a donde fue feliz o alguna tontería cursi así.

Recuerdo que el año pasado tampoco me estaba yendo muy bien. Siendo sincera, no recuerdo cuándo me iba bien XD pero en fin, que así ya van varios años. El tiempo pasa de forma graciosa cuando sufres.


En fin, que más o menos mi situación era la misma: Tenía el corazón rotito, la cartera rota y todo en general pintaba para mal. Recién se estaba acomodando toda la situación del covid pero todavía había ciertas reservas (y deberían haberlas, siempre)

En el 2020 mis amistades, Dan, Ingrid, Angelo y yo nos juntábamos por las noches de octubre para ver películas de terror y la pasamos muy bien. Luego, en el 2021 lo repetimos pero el maratón lo hicimos diario: Dan conseguía las pelis y las transmitía por un canal de discord donde Angelo y yo nos metíamos y platicábamos la peli y todo era súper cool y fue un octubre maravilloso. Pese a mi situación, había algo en esperar  las nueve de la noche cada día para esperar ver, para platicar con ellos.


Nunca me consideré dependiente de ellos o algo similar. Luego este año, Dan tuvo mucho trabajo, Angelo también y decidí llevar a cabo el mismo maratón bajo mis términos. Llenaría el mismo papel de Dan y de Angelo. Elegiría las películas, las transmitiría, armaría la charla.

Lancé la invitación en internet, esperando lo mejor. Incluso me tomé la libertad de invitar personalmente a ciertas personas y cuando el día llegaba, cuando estaban todos presentes, algo me aguijonaba en el pecho.

Transmitía la película, animaba la conversación y forzaba mis mejores sonrisas pero había algo dentro de mí que me hacía sentir muy incómoda, muy mal. En las primeras sesiones no lo noté, ya hasta el final.


No es que me gustara particularmente aquella actividad, es que me gustaba estar con Angelo y Dan. 

Y sentí que mi corazón se rompía, un poquito más, dentro de mí.


No me di cuenta de esto hasta casi el final pero no voy a mentir, tenía una sensación incómoda y extraña en mí cada vez que tocaba transmitir. ¿Estoy forzando las cosas? pensaba, A lo mejor nadie quiere ver pelis de terror conmigo. Tal vez no les caigo tan bien, quizás no es el horario correcto, debería elegir mejores películas...

No se trataba de ellxs. No se trataba de que hubiera cuatro personas conectadas, no se trataba de que hubiera una película que me constaba era buena. No se trataba ni del horario ni de mi humor. 

Se trataba de mis intenciones. Nunca me sentí como en el año pasado. Angelo y Dan se presentaron difícilmente a una o dos funciones pero no más, como dije estaban ocupados. 

Y yo me frustraba: La película no se ve. No sé usar discord. No tengo tantas amistades interesadas. La película es mala. Mi internet no funciona bien. Soy un fraude, sólo estoy decepcionando a lxs pocos invitadxs, soy un fracaso, nunca nada me sale bien.




Lloré un par de noches, no lo voy a negar y cuando tuve una excusa para evitar el evento, la tomé.

"Tengo mucho trabajo", "Estoy cansada", "Mi internet está fallando" cualquier cosa que pudiera ser creíble se iba a mi manga de razones para no hacer lo que prometí hacer.

¿Pero prometer a quién? La idea de mi maratón había nacido por lo que había hecho en años pasados con mis amistades, amistades de AÑOS ¿Y yo me atrevía a hacer invitaciones abiertas, anuncios en internet, publicar mis links?

De las muchas cosas que he intentado en el internet (entre ellas una cuenta de arte, una mini-novela en Wattpad, cuentas de memes en Facebook y Twitter, etc.,), el maratón fue el fiasco más grande, con el que peor me sentí.

Resulta que extrañaba a mi misma de antes, a mis amistades, no lo que hacía con ellos.




Al final me di cuenta. No pude seguir negando mi incomodidad. El malestar en mí se convirtió en una espina en mi corazón. Hace unos días que la encaré y me la arranqué.

Me siento mejor desde entonces, un poco más libre. Y ya. Espero haber aprendido mi lección: No porque haya disfrutado algo significa que me haya gustado tal cual la actividad, sino que debo considerar que fue la compañía de la persona con la que lo hice lo que disfruté.

Y que no estoy hecha para vivir, lol :v



domingo, 23 de octubre de 2022

sin tinta en el tintero

 Cuando inicié el blog por allá del dos mil trece o catorce, no recuerdo bien, imaginé que siempre viviría algo de lo que pudiera escribir. Y así fue, semana tras semana tenía algo de qué quejarme, algo de qué emocionarme, algo qué anhelar o algo qué lamentar.

Siendo sincera, no recuerdo cuando fue la última vez que escribí algo que no fuera sobre estar borracha y triste y en la más angustiante y discapacitante de las depresiones. No lo recuerdo. Estoy casi segura que al menos este año, sólo de eso he escrito. Claro, de tanto en tanto puedo permitirme reflexionar en algún tema de interés general, algo que vi en tuiter y me inspiró a hacerme de mi propia opinión.

Se debe a muchos factores: A la monotonía de mi vida, al encierro -interno y externo-, a mis pobres decisiones, a mi cartera flaca, a mi falta de motivación, a las circunstancias que yo no elegí. 


Antes era más joven, iba a la escuela o tenía un trabajo estable y venía y hacía y claro que tomaba lo mismo que tomo hoy, quizás más, pero lo resentía menos, mis razones eran menos macabras. Dormía menos pero dormía mejor. Estaba físicamente más cansada pero llena de energía.


Ya se que van a decir que estoy muy joven todavía, que tengo mucho por hacer, que puedo mejorar mi vida, que todavía tengo tiempo de hacer lo que quiero hacer.


Por lo pronto, y soy consciente que escribo este post en un momento anímicamente malísimo, no sé si debo continuar con el blog si ya no tengo de qué escribir.

Nunca pensé que vería el día en que me sintiera aburrida de mi propia voz, o de mi vida, digo porque soy de la idea de que siempre habrá algo de qué quejarnos pero ahora ni ganas de eso. No quiero seguir sentándome frente a la computadora a estrujarme el cerebro para encontrar algo de qué escribir, porque creo que escribir -al menos de forma creativa y libre como es mi blog- forzado no tiene ningún buen resultado. 


Escribía este blog porque me gustaba contarles de los aspectos de mi vida que me emocionaban, de algo que había aprendido o perdido, de algo nuevo o algo viejo, algún recuerdo, algún dolor, alguna pesadilla por ahí.

Ya no tengo nada de eso, no por el momento y me estresa pensar que ni me decido a ponerle fin porque siento algún tipo de obligación y cariño hacia este portal, hacia quién me lee. 


Este blog ha significado mucho para mí, de veras que sí. Vieran toda la clase de historias que les narré, todas las personas que se encabronaron conmigo, todas las veces que me funaron o me elogiaron, toda la gente que empezó a sentirse atraída hacia mí luego de leer algún post, toda la gente a la que le di razones para que me despreciaran más. Todos los ojos curiosos que se paseaban, excitados por mis tristezas, tragedias o triunfos. Crecí aquí, entre mis letras y las imágenes de los mismos cuatro shows que mi cerebro es capaz de recordar. Crecí ante el ojo público y sólo compartí lo que quise, como quise. Perdí a muchos lectores y los rumores fueron difíciles de acallar pero los buenos amigos se quedaron hasta el final.


¿Será momento de dejarle a A Very Charlie Marian Story descansar, de una vez y para siempre?





martes, 27 de septiembre de 2022

tirando fourlokos por el desagüe

 Las cosas se están saliendo de control, o quizás ya estaban jodidas desde hacía mucho, no podría saberlo.

Lo importante ahora es que estoy mareada, me duele la cabeza y la pancita y estoy cansada, y tengo que apretar los labios y la quijada para no vomitar. 

Las resacas siempre me han sabido diferentes, dependiendo de lo que hice el día anterior o por qué me permití tomar tanto. Desde hace un buen de tiempo que ya ni siquiera tengo una buena excusa. Ya ni siquiera me preocupa tener una. 

Pero justo ahí recae mi punto. Este alcoholismo funcional se está volviendo más caótico del que me puedo permitir: Estoy gastando muCHO dinero, dinero que no tengo y estoy gastando mucho tiempo, tiempo que debería estar invirtiendo en otras actividades y estoy gastando mi salud, salud que es una de las pocas buenas que no me suele faltar.

Es como Tove Lo dice and keep dancing away while it's all fun and games 'till it's not 

No me siento mejor al despertar. No me siento bien al mentirle a mis xadres y a mi hermana. No me siento bien al tener que rehuirle a mis amistades. No me siento bien sólo atreviéndome a hablarle a la gente cuando estoy borracha, achispada y de buen humor, porque de un momento a otro me disocio cabronsísimo y eso ya lleva un rato asustándome, no me solía pasar.

Ahora no necesito tomar hasta el punto del blackout para olvidar lo que pasó. Cada mañana que despierto con resaca, es como si una niebla mental cubriera todo. Como si en algún punto de mi tomadera, alguien aceptara el control de mí y me manejara. O sea soy yo, pero no soy yo. No me acuerdo por qué dije tal cosa a tal persona, no me acuerdo dónde ni cómo escondí mis pisadas y mis botellas. No me acuerdo en qué momento le mandé ese meme a mi mamá, ni por qué compartí lo que compartí en facebook ni cuándo me tomé esa foto ni porqué la subí. No me acuerdo en qué momento tuiteé toda esa mierda y luego la borré.

Era yo, pero no totalmente.


Es raro. Y espantoso.



Acabo poniéndome en peligro. Hago cosas estúpidas, motivada por ?? no sé, ¿Mi impulso autodestructivo? Desde que tomo con *una frecuencia estúpidamente alarmante*, tengo más moretones y cicatrices que nunca.

Dejo de sentir, eso sí. Ojalá se pudiera dejar de sentir sin tener que estar peda diario. Pero me anestesia el cuerpecito, mi corazoncito y borra mis pensamientos y temores pendejos. 

No creo que valga la pena el precio. 



Siempre he sabido que el alcohol tiene un problema conmigo. Ahora yo estoy empezando a tener un problema con él.


Abriré los fourlokos que tengo guardados en uno de mis cajones y voy a echar esa madre por la coladera. 

A ver si me encuentro otro hobby, de preferencia uno más barato y que no me joda el hígado ni me haga decir pendejadas a la gente por internet.

#pray4charliemarian

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Conocí a alguien

 Conocí a alguien. Es guapo, misterioso y encantador. No congeniamos en muchas opiniones sobre la artisteada(C) pero me parece que nuestras maneras de ver la vida son similares. No sé mucho de él pero él de mí sí, porque mientras yo no prestaba atención a nada más que a mi propia miseria y dolor emocional, él me observaba.

Así empiezan muchas de mis historias más terribles, cosas que desearía nunca haber vivido pero que al final, pues, me tocó sobrevivir. También así empiezan los mejores cuentos que haya escrito o leído.

Conocí a alguien. Un día me escribió de la nada, por mensaje privado, para desearme una pronta recuperación. Yo había estado lidiando con cosas difíciles -mi vida a veces se siente que se compone sólo de cosas difíciles e innecesarias-, pero sin haber interactuado de nada, o muy poco, sintió la necesidad, la confianza de hacerme saber que me echaba porras desde su lugar.

Conocí a alguien. Un día me hizo reír, pero en ese momento no fui consciente de la magnitud con la que necesitaba reírme, con lo que fuera, de lo que sea, para aliviar un poco la angustia que llevaba dentro. Él no se dio cuenta de que lo que decía era chistoso, ni creo que haya tenido la intención de aligerar mi carga pero así fue y mi cerebro lo registró, en alguna parte.



Conocí a alguien. A veces le escribo cuando estoy muy borracha. No sé por qué. ¿Sentiré vergüenza de hacerlo sin esa valentía que provee el alcohol? ¿Si lo hice ebria, es porque lo pensé sobria? Siento mucha más vergüenza y pena al día siguiente que cuando platicamos sobrios. Él dice que no me preocupe, que sigue creyendo que soy cool, que no pasa nada. 

Verán, la situación es que en mi pasado ya he tenido a gente que -cuál haya sido su intención, la manera no fue la correcta a mi parecer-, me han hecho saber lo irritante que eso resulta. Y lo entiendo. Quizás también lo pensaría así y por eso procuro evitarlo. 

¿Sólo puedo procesar mi sensación de solitud cuando estoy borracha y por eso busco apaciguarla de alguna manera?


Conocí a alguien. Es mayor que yo, vive en otra ciudad y creo que nuestros gustos difieren un poco. Siendo yo una ávida lectora y él estando completamente entregado al cine.

Conocí a alguien. Creo que me gusta, pero al mismo tiempo sé poco de él. Ya me pasó esto una vez: Que me enamoré de alguien y mientras más nos acercábamos, más me daba cuenta lo mucho que no conocía a esa persona y lo aterrador que fue todo aquello. Y pagué cara mi calentura. 



Estoy rompiendo mis hábitos, pero es difícil hacerlo cuando no sé cuál es mi acondicionamiento y cuáles son mis partes mías de mí. Quiero decir, pienso mucho que da la impresión de que voy saltando de relación en relación desde que era muy joven. Que necesito estar sola.

Pero oigan, yo toda mi vida ha estado sola. Sin nadie con quién compartir los aspectos que más me gustan de mí, o sin nadie con quién discutir lo que no me gusta, o mis quejas, o mis incongruencias o mis bordes filosos. Sin nadie con quién pasar tiempo, sólo por verlo pasar.

Entonces pienso: no está mal que quiera amor, amor romántico. Es una necesidad humana el sentir amor, creo yo. Y pienso que debería hacer algo, si tan grande es mi deseo, salir al mundo, aceptar las presentaciones que mis amigas puedan planear para mí, darles mi número telefónico a los matches que haga en tinder. Ir al bar de lesbianas y bisexuales de mi ciudad como si esto fuera el 2005. Contestar mensajes, salir, conversar, ser entusiasta, encantadora y, ya saben, sana.

Me doy cuenta que nunca "he ligado" así, fingiendo ser alguien o algo que no soy. Tal vez porque nunca he "ligado" tal cuál. Más bien mi modus operandi es que alguien se me acerca y entonces decido si me gusta o no, y a partir de ahí voy formando mis opiniones y mis decisiones.



Estoy rompiendo mis hábitos. Ya no quiero relacionarme con gente hermosa que me trata horrible sólo porque considero que sus inconsistencias y malicia son divertidas, me entretienen. Ya no quiero tener que darle el beneficio de la duda a alguien que se ha tomado la molestia de mostrarme bandera roja tras bandera roja. Ya no quiero sentirme una princesa de Disney que busca arreglar a la otra persona.

"Sólo contigo soy mejor persona", sí, bueno, no debería ser así, porque yo no estoy calificada para enderezar a la gente. 

Ya no quiero volver a caer en lo mismo, sólo porque me dan risa sus mierdas hipócritas y egocéntricas. No quiero sentirme especial porque esa persona mejoró por amor a mí, o cuál sea la excusa que use.


Pero entonces alguien amable se acerca y muestra interés en mí, y respeta mis límites y sé que puede quererme de una manera sana pero estoy aburrida. Y no debería relacionar el ser pasivo con ser amable y sano pero muchas veces no puedo evitarlo. 


A lo mejor necesito dormir mis nueve horas otra vez. Y debo dejar de tomar tanto, y regresar a terapia y conseguirme un empleo estable y hacerme de más amistades y salir de este bucle de agonía y desesperanza en el que he estado desde el 2018.



Conocí a alguien, o más bien, temo que esa persona me haya conocido a mí.


lunes, 29 de agosto de 2022

vergüenza

 He alargado tanto como he podido este post y por eso sólo habrá dos posts en agosto XD

No es un tema de lo que me resulte fácil escribir -aunque contrario a lo que se crea, todo me resulte fácil de escribir-, de hecho, evito siquiera pensar en ello todo lo que puedo. 

No sé ustedes pero a mí nunca me enseñaron a procesar esa emoción. Digo, claro, la tristeza, la incertidumbre, la ira, el dolor, todo pareciera tener un paliativo, un consuelo, incluso razones lógicas detrás. ¿Pero la vergüenza? No, gracias, prefiero enterrarla bajo litros de alcohol, kilos de libros u horas invertidas en series o películas o dormida o haciendo ejercicio o literalmente cualquier otra cosa que me impida pensar.

La vergüenza no me resulta fácil de interpretar, me resulta muy dolorosa y muy humillante. Creo que es porque desde muy niña me vi avergonzada por lo que era gracias a mi entorno. Mi neurodivergencia, mi orientación, mi color, mi cuerpo, mis ideas, mis limitaciones y mis habilidades, absolutamente todo de mí fue puesto sobre la mesa para volverse razones para sentir vergüenza. Y cuando salí de mi entorno familiar, eso se terminó extendiendo hasta la escuela, luego hasta mis amistades, mis noviazgos y mi situación laboral, desde afuera y hacia adentro, desde adentro y hacia afuera.


Y, bueno, ya ni creo que sea útil ponerme a indagar para descubrir quién-es fuero-n y señalarles con el dedo. ¿De qué me serviría a mí?

Ahora lo único que necesito es encontrar una manera de gestionar eso, de permitirme sentirla sin culpa, sin reproches y luego avanzar. La cosa es que no puedo, no quiero, me da miedo.

La vergüenza, evitar sentirla, me ha hecho hacer un montón de cosas horribles y peligrosas y me ha llevado por pensamientos en verdad oscuros. 

Ya sé que de nada sirve aislarme de todxs, desaparecerme, obligarles a que se mantengan lejos u tomar hasta vomitar, ya sé que debería regresar a terapia y esforzarme en poner en orden mi vida de nuevo -el orden que el mundo necesita que sea, claro-, pero tampoco le veo el caso a hablar de esto con alguien. No es como que puedan darme una salida, o un consejo o consuelo, para el caso.

La cosa es que, rehuirle a la vergüenza me alarga el proceso de, vamos, procesar las cosas.


Sigo atrapada en el 2018. Sigo sin procesar el trauma de *ese trabajo*, sigo sin procesar el trauma de *esa ruptura que se alargó hasta este año*, sigo sin procesar el trauma de *lo que hizo m0n*, sigo sin procesar nada de lo que ha pasado desde entonces.

Porque es cierto, siento mucha vergüenza por esos asuntos. Mucha. No saben cuánta. Tipo apenas me doy la oportunidad de dejarme sentir tantito para desenredar esas telarañas mentales, cuando la avalancha de vergüenza se me viene encima y es mejor entumecerme, esconderme detrás de una botella.



Siento vergüenza por ser el peor fracaso de mi generación -de la carrera- desde quién sabe cuándo, porque fui entusiasta toda mi licenciatura, me gradué con un buen promedio, me titulé con esfuerzo, pasé el examen de oposición con esfuerzo, firmé mi contrato de buena gana, me mudé de buena gana, me presenté a trabajar cada día del ciclo escolar llena de entusiasmo y terminé rota, rotísima por dentro. Siento vergüenza porque el número en mi cuenta de banco, las vacaciones pagadas y los bonos en navidad y el día del maestro no fueron suficientes como para aplacar la agonía por dentro, algo que no entendía de donde venía sino hasta mucho después. Ni vivir con una de mis mejores amigas, ni tener la oportunidad de viajar, de comprarme todos los libros que quería, de salir y ver el mundo, de que mis xadres se sintieran orgullxs de mí, nada de eso fue suficiente como para calmar la idea de que estaría mejor muerta, que ningún día valía la pena, que si me moría todo iba a estar mejor. Y es una vergüenza que llevo cargando por muchos años, algo de lo que no hablo con nadie, no soy capaz sin terminar detonándome todo aquello y el impulso de hacerme un daño físico irreparable.

Siento vergüenza de haber querido tanto a alguien, por tantos años, y que al final no haya significado nada para ella. Que todo lo que vivimos, todo lo que hice por ella, todo lo que le dije, todo lo que ella dijo, todo lo que pasó no fue para un carajo, más que para su diversión. Que sus promesas sólo eran cosa del calor del momento. Siento vergüenza por ignorar las preocupaciones de mis amistades, siento vergüenza que incluso yo misma sentía dudas y tenía malos presentimientos pero genuinamente preferí creerle a ella antes que a mí. Siento vergüenza, porque ponerme por debajo de ella nunca fue amor. Y ella nunca fue sincera, no del todo, y nunca fue tan recíproca, y ese love-bombing no fue real, no era ella, sólo eran sus ansias de tenerme. Siento vergüenza, porque después de todo lo malo y todo lo bueno, todavía la sigo extrañando, la sigo queriendo, la sigo deseando, sigo soñando que vuelve, que se disculpa, que podemos arreglarnos, que podemos estar juntas otra vez. Siento vergüenza, es vergonzosa esta situación, pero es mejor para mí si, cada vez que la extraño, me tomo dos vasos de vodka, y al menos en ese estado de disociación al que me lleva estar peda, no haré nada por ella. Me ato de manos yo sola, destruyendo mi cuerpo.

Siento vergüenza de muchas cosas más. Siento vergüenza de lo que soy, de lo que hago, de lo que no soy capaz de hacer, de mis defectos y mis habilidades y de mis sueños, mis aspiraciones y mis miedos y por eso no hablo con nadie. Levanto tantos muros como pueda, para que no me vean.

Alguien quiere acercarse a mí porque ve algo bueno y yo le dejo en visto, eventualmente dejo de responder, me desvanezco como la niebla de un mal sueño. Alguien quiere quererme y yo me río y le muestro que está mejor lejos de mí. Alguien quiere ser mi amigx y yo no dejo de recordarle que no soy una buena compañía, no ahora.

Alguien quiere ayudarme y yo dejo de hablarle.


A veces es como si fuera el pípila (lol), ya saben, ese güey del cuento de la independencia, que traía en la espalda una enorme piedra para que las balas de los españoles no lo mataran, y poder quemar la entrada de la alhóndiga de granaditas y poder entrar para chingarse al ejército español.

Pero mis propósitos son menos nobles y, bueno, yo sí existo Xd (¿O NO?)

La vergüenza se siente como una piedra en mi espalda tan, pero tan pesada, que si intento alguna de mis manos de su borde, para aceptar la ayuda de alguien, me va a terminar aplastando.


Y bueno, ojalá tuviera algo optimista por decir al final de este post, XD, lo que puedo decirles es que me siento mejor de por fin haberlo externado, aunque sea ante el mismo grupito de personas que gusta de leerme.





viernes, 5 de agosto de 2022

texteando borracha (charlie marian's version!!)

No me considero mala copa y sin embargo, tengo algunas anécdotas donde tomé de más e hice cosas estúpidas, peligrosas o dramáticas. Creo que quiénes consumimos alcohol tenemos por lo menos alguna que otra historia similar: Un día -o noche, o tarde- se nos pasó la mano, no comimos antes, estábamos pasando por un mal momento o lo que sea y el alcohol en la sangre nos hizo una mala jugada.

Pero supongo que eso suena a algo que una mala copa diría, ahora que lo pienso.

Y no es como que cada que tome me desquicie o me vuelva violenta o llore pero a lo largo de estos años de vida bebedora -que no han sido muchos, la verdad yo empecé a tomar a los veinte años y ahora tengo veintisiete-, habré pasado por situaciones por lo menos vergonzosas y humillantes. Peligrosas.

Dice mi mamá que el alcohol nos pega más cuando unx está triste. Si es el caso, then what the fuck





Pienso mucho en cosas tan sencillas como la vez que tomé tanto vodka que las manos me fallaron y se me resbaló un vaso de vidrio en la casa de mi amiga. Me sentí fatal e intenté limpiarlo pero mi amiga me aseguró que estaba todo bien y lo barrió.

Recuerdo la vez que perdí el equilibrio en esa fiesta llena de gente buga y además lloré por un cuento que había empezado a escribir esa misma mañana -soy una persona muy sensible, ¡No me juzguen!-

Recuerdo la vez que regresé a casa debajo de la lluvia de la mano de un chavo que había conocido por tinder -lol, quizás no es vergonzoso ni humillante pero cuando menos imprudente fue!-

Recuerdo la vez que me dio blackout, en el festival de las flores, que tuvieron que sacarme cargando del bar subterráneo porque yo ya no podía ni con mi alma, que le vomité encima a una de mis amigas, que...


He tenido accidentes, claro. Me tropiezo, me caigo, me abro la piel, o me raspo. Eso me pasó en navidad del año pasado -¿O fue año nuevo??- al día siguiente me dolía mucho la rodilla derecha porque derrapé mi caída en diagonal con ella.

Creo que lo que más me avergüenza de esto esto no son mis accidentes, mis llantos, o mi vómito, ni siquiera perder el conocimiento, que bueno, sé que es horrible y sólo me pasó esa vez, ¿Ok?

Lo que más me avergüenza es cuando le escribo a otrxs.




Quizás porque ya me han dicho que no lo haga. Un par de personas. 

Siempre he sido muy abierta sobre mi consumo de alcohol, y estas personas siempre tuvieron opiniones sobre eso. Luego de que me dijeron que ya no les hablara cuando estuviera borracha o tomando, entendí que quizás era demasiado incómodo y extraño que lo hiciera, lol. Quizás yo también me sentiría rara si alguien lo hace conmigo.

¿Pero no importaba qué tan cercanxs fuéramos? No, no importaba.

Supuse que era mejor para los demás simplemente esconder esa parte de mi día. Mientras menos gente supiera lo que estaba haciendo o algo así, mejor. Así no tendría opiniones doble-moralistas sobre mi alcoholismo y comportamiento errático.

Dejé de hacerlo, por un buen rato -unos años-

No sé por qué volví a hacerlo. Creo que me siento sola. 

Pero ya no le escribo a esas personas, de hecho, de esas tres personas a dos ya no les hablo -God bLESS!!-

Claro, conforme pasa el tiempo voy conociendo más personas y así, es normal y con todo el asunto del internet, pues ajá.





Me siento muy avergonzada cuando les escribo mientras estoy borracha. ¿De dónde viene la necesidad de QUEDAR COMO PAYASITA? Ni idea. Tal vez me siento sola -no tal vez, sí me siento sola, pero ¿a santo de qué me siento con la confianza de cruzar esa línea de la decencia y todo eso??-

Estoy convencida de lo molesto que puede ser hablar con un borracho, por mensaje debe ser más frustrante. Voy a tener que atarme las manos o apagar el internet la próxima vez que decida perder el control *de esa manera*

¿Es esto un problema? ¿Estoy siendo mala copa?  De todas las razones por las que mi consumo frecuente de alcohol debería preocuparme, ¿Molestar a mis mutuals de twitter, o a mis amigOs vía whatsapp es lo más banal?

Sobre todo: ¿Podrá alguien ver a través de eso, de mí y mis conductas reprochables y creerá que sigo siendo cool y digna y que valgo la pena?






domingo, 24 de julio de 2022

Velocidad de adulto (pero yo no sé manejar!!)

 A veces siento que un día de estos mis amigxs se van a dar cuenta que no les puedo seguir el ritmo con sus estilos de vida adultos y me van a hacer a un lado.

O por cualquier razón, la verdad.



Ahí estaba yo, en silencio, escuchando la conversación de adultos de mis ex-compañerxs de la secundaria y por dentro pensé que no eran pláticas que me interesaran particularmente y que en caso de que alguien decidiera pasarme el micrófono, no sabría qué decir.

Yo no he viajado, no en los últimos, eh, ¿Tres años? Mi último viaje fue a la CDMX en la primavera del 2020.

No tengo auto, tampoco moto y me robaron la bicicleta hace algunos ayeres, así que mi único medio de transporte es el público o que mis gfs me dén ride -o quién sea que me dé ride-

Mi situación laboral es tan deprimente como mi situación personal-romántica. Y quizás gasto demasiado dinero en fourlokos en vez de gastarlo en comidas y convivios con mis amistades o en mejores ropas pero la verdad es que le he perdido el gusto. O más bien, dentro de mi pirámide de prioridades, atontarme unas horas está en lo más alto de todo (pero ese es otro tema que no voy a abordar hoy)

Literalmente no tengo nada lindo qué contarles. Nada interesante. O bueno sí, me han pasado un par de cosas padres en las últimas semanas pero sé que no son cosas que les interese saber.

Porque ellxs nunca se interesaron en mí.

Mis amigas sí, esos ex-amigos NO.


Conforme fue pasando el tiempo, los silencios dejaron de volverse tensos para mí. Soy buena perdiéndome en mis pensamientos y en más de alguna ocasión me encontré a mí misma yendo por lugares muy lejos de donde estaba. Quienes me conocen, creo que se han acostumbrado, quienes siempre me juzgaron, sólo esperaron a que yo rompiera el silencio.

Pero no lo hice. No tenía nada qué decirles. Yo sentía tanto interés como si me pusiera a conversar con dos extraños porque sí (o sea ¡Ninguno! No me gusta entablar diálogos con gente que no conozco porque sí!! eso es de psicópatas!!)


Tuve unos minutos para reflexionar en el fin de esas amistades y lo que había significado para mí. La verdad es que en los últimos momentos, me rendí y simplemente los ghosteé. Me desaparecí de sus vidas, me borré de sus redes sociales y fue como si nunca me hubieran conocido.

Eso es lo que yo había querido y es lo que sigo deseando. Uno de ellos, todavía muy osado, me hizo preguntas directas lowkey mal intencionadas. Así lo percibí yo.

Y como no soy una maleducada le contesté pero como soy resentida 4ever fueron respuestas cortantes.

Al final, ¿A él, ellos, qué les importa mi vida?

¿Habrán pensado alguna vez que si no saben de mí es porque yo NO QUIERO QUE SEPAN DE MÍ?




Este post en un inicio iba a ser sobre mi inseguridad con respecto a mi estado actual y que sé que en algún momento voy a cansar a mis amistades y se van a ir, porque la netflix no está tan cool esto de esconderme, evadirles y nunca regresarles sus llamadas.

Tengo mis motivos para evitar a mis amigxs, a mis amigas de la carrera, a mis amigxs de la prepa, a mis amigas de la secu. Estoy muy... deprimida. Esa sería la palabra. No tengo nada bueno qué contarles y por lo mismo, y porque sé que se van a preocupar, no les quiero hablar. Tampoco les puedo mentir, porque no me gusta y porque soy muy mala haciéndolo. Es más fácil para mí si simplemente les evito.

Pero ya han pasado cuatro años, desde que renuncié, que empecé a hacer esto.

Luego de haber renunciado, y de esa ruptura tan dolorosa con [INSERTE NOMBRE DE YA SABEN QUIÉN], pensé que podría tomar las riendas de mi vida y en un inicio ese entusiasmo fue desbordante pero luego se fue desmoronando al darme cuenta que las cosas no eran tan fáciles, que era un camino bien solitario el que había decidido seguir y sobre todo, el que la gente a mi alrededor me lo recriminara, no me lo perdonara y/o me lo cuestionara.

Es una cosa muy difícil para mí y me ha costado mucho tiempo y mucho sufrimiento procesar, por lo mismo, ya me cansé de hablar de ello.

Sé que está mal, que estoy siendo muy desconsiderada y cruel pero es la única manera en que se me ocurre que puedo seguir y que puedo tener la esperanza de que ellxs me van a entender, o van a sentir tantita compasión por mí y me van a esperar. PERO YA SÉ, YA SÉ QUE NO LES ESTOY SIENDO CLARA, pofabo no me regañen.

Estoy esforzándome, más que antes pero no lo suficiente, pero llegaré a un momento en que sean mis esfuerzos y mis energías y mis decisiones razón suficiente como para enorgullecerme un poquito de mí misma y poder salir de mi cueva.

Mientras tanto, esto es lo que ofrezco: Poca tolerancia a los estímulos diversos, stickers de whatsapp y comidas que duren cuando mucho dos horas.


crecer es perder

 .... si fuera el caso, yo mediría diez metros, ¡No, once! Once y medio. El 2022 verdaderamente se trató de perder, para mí. ¿Quieren un rec...