martes, 22 de febrero de 2022

Miguel

Después de poco más de dos años me atrevo a escribir esto. Y no lo hago tanto porque necesite hacerlo, sino porque hace un par de semanas tuve una conversación con mi familia sobre él.
Cuando dije que ya no le hablaba, todes me voltearon a ver. Yo no quise ahondar en el tema pero me encogí de hombros cuando continué:
    -Es cierto, ya no le hablo pero no les quiero decir por qué-

Sorprendentemente se conformaron con mi respuesta.

Pero mi hermana insiste, siempre lo hace: ES QUE TÚ LE DEJAS DE HABLAR A QUIÉN SEA POR CUALQUIER COSA.

Lo cierto es que no. No desde el 2018. Antes de ese año podía romper e iniciar vínculos a mi gusto. Luego del suicidio de mi amiga en ese año, aprendí -de mala manera- a reconocer la validez de cada vínculo, cada amistad, cada relación y cada sentimiento. Así que vamos a empezar por el inicio:





A Miguel lo conocí por allá del 2008, en la secundaria. Era mi segunda secundaria así que para alguien tan introvertida como autista como yo, fue un cambio bien difícil. No nos hicimos amigos al momento pero poco pasó para que así fuera. Él era como el comodín del grupo. Él podía integrarse a literalmente cualquier grupo de nuestro grado y sería bien recibido. Incluso cuando era evidente que se llevaba mejor con las mujeres, los hombres nunca lo despreciaron porque seguía empatando con lo mínimo que se les pedía para no ser bulleados: Miguel era cis, era de piel clara, de peso medio  y era heterosexual. 
Tenía muchas amigas.

Yo fui una de ellas, años después.

A Miguel le gustaba mi mejor amiga, Yaz. Él me lo dijo. Ella me dijo que no le interesaba. Luego él se portó medio patán pero entre cortinas: Con ella nunca fue grosero pero conmigo me soltaba comentarios muy feos y bien cuestionables. Lo adjudiqué a su "ardidez" de que mi amiga hubiera elegido a otro como novio y lo superamos.

Pocos años después, cuando estábamos en prepas diferentes pero seguíamos siendo amistades, él me llamó a mi teléfono para decirme que yo le gustaba.
Yo le dije que gracias y le colgué porque #PÁNICO

A  mí Miguel no me gustaba como novio pero sentía algo muy fuerte por él. No supe explicarlo así que no lo hice. Conforme pasaron las semanas él y yo retomamos nuestra conversación como siempre.





Miguel fue alguien muy importante en mi vida: La primera vez que me empedé, él estuvo ahí. Él me sacó cargando de ese bar, él me escuchó balbucear de mi tío muerto y él me prestó el asiento trasero de su auto para quedarme dormida. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en su carro, afuera de un oxxo y él entrando con cafés para revivirnos a mi amiga y a mí.

Él siempre estuvo conmigo. Estuvo cuando me titulé, fue a mi evento, me abrazó al finalizar y se tomó la foto conmigo. Estuvo cuando salíamos de peda, con su auto listo y su billetera por si me hacía falta algo. Estuvo ahí en las canciones del Payaso de Rodeo y en el regguetón más sucio. Estuvo ahí cuando yo salí del clóset como pansexual, cuando renuncié al mejor trabajo ever. Estuvo cuando Karli me mandó a la verga. Estuvo cuando el mimors también me mandó al diablo. Estuvo cuando me la pasaba borracha en mi casa después de renunciar. Estuvo cuando empecé a salir con ese hombre de tinder.

Estuvo cuando mi desempleo era tal, que tenía que salir de mi casa para no ahogarme con el silencio. Y yo me iba directo a su trabajo -una oficina en una universidad- y ahí la pasamos todo el 2018-2019. 
Nos hacíamos compañía. A mí me gustaba estar con él. Él siempre me recibía en la entrada de la universidad cuando iba a visitarlo. Me dejaba su mejor silla de la oficina. Platicábamos por horas.

Hicimos miles de planes. Yo lo acompañaba y él me acompañó.

Él pasaba por mí cuando yo estaba súper ebria para ir al cine. Él pagaba los boletos. Él pagó el par de botellas de vodka y el jugo de piña /coco que metíamos a las salas de c*népolis para empedarnos adentro. 

Y luego todo se fue a pique.











Estoy segura que todxs quiénes lo conocen se preguntarán por qué le dejé de hablar. Por qué borré mi facebook antiguo, por qué lo bloqueé de whats. Porqué tan de repente sentí la necesidad de no volverlo a ver en mi vida y es fácil.
Fácil de recordarlo, incluso cuando tanto recuerdo se viene encima de mí.

Pero quiero aclarar que YO LO AMABA. Tanto como se podía amar a un amigo. Él era como mi amigo de cuento. Sólo una novela podía describirlo. Él era todo. Yo lo amaba. Quizás no románticamente pero sí platónicamente. Él significaba mucho para mí. Me encantaba estar con él. De verdad.
Para ser un hombre cishet blanco y sin discapacidad era alguien decente. Era alguien bueno.

Por eso cuando vi esa foto en facebook  de él y mi agresor sexual, en un cumpleaños, lo dudé. Pensé: Él estuvo ahí, no había manera de que tuviera contacto con él luego de eso. A lo mejor fue porque la fiesta de la chica que la organizó sólo él y mi agresor sabían lo que había pasado.

¿Y por eso lo hizo?

Esa noche de octubre del 2017, Miguel no me defendió. Estuvo ahí pero no hizo nada. Mis amigas J y Y me defendieron. Él no. Él se rió todo incómodo pero no hizo NADA.

Y luego recordé la fiesta del 2019, en la casa de un amigo de la secundaria en común. Miguel me empujó tan fuerte que me tiró al suelo -yo ya tenía dos fourlokos encima pero igual-
Miguel quería quitarme el control de la música. Cuando yo empecé a llorar por el acto tan improvisado, Miguel quiso justificarse y me hizo creer que yo había tenido la culpa.

Miguel, en mis años de secundaria, no me había defendido de mis bullys. Ni cuando tenía 13 ni cuando tuve 23.


Miguel no era el hombre maravilloso al que yo consideraba mi amigo. Miguel era UN FRAUDE.









Teniendo eso en mente lo bloqueé de whatsapp y borré su número. Desactivé mi cuenta vieja de facebook y borré mi Instagram. Nunca permití que conociera dónde yo vivía -y por algo fue!-

Lo ghosteé. Sin decirle nada simplemente un día dejé de contestar sus mensajes y me borré de su vida y de la vida ajena.
No he hecho mi duelo pero porque pensando claramente en todas las cosas feas que me hizo, no habría mucho cuál hacer. 



Lo que puedo decir es que estoy mejor. Me hice de mejores amigOs bugas. Estoy más contenta ahora.
Ahora sé que un amigo no me dejaría ante las manos de un agresor sexual. Un amigo de verdad me defendería. Un amigo de verdad sería honesto.


Lo que yo tenía con Miguel no era de verdad ni honesto. Y estoy mejor así 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

crecer es perder

 .... si fuera el caso, yo mediría diez metros, ¡No, once! Once y medio. El 2022 verdaderamente se trató de perder, para mí. ¿Quieren un rec...